La #violencia provocada por el #narcotráfico sin duda ha impactado diversos sectores de la sociedad, tales como los deportes, el sector empresarial, el turismo y sin duda también ha tenido sus estragos en las formas de vivir la fe, en específico, en la forma en que la #Iglesia Católica se ha tenido que enfrentar al fenómeno de la #violencia en los Estados dominados por el #narcotráfico.
Es de mencionarse que la relación entre #Iglesia y #Narcotráfico no es nueva y se remonta incluso a principios del siglo anterior. Sin embargo, su relación comenzó a ser más notoria desde el magnicidio cometido en contra de Juan Jesús #Posadas Ocampo, entonces Cardenal de Guadalajara en el no tan lejano año de 1993. Dicho #Crimen fue atribuido en ese entonces a los hermanos #Arellano Félix, quienes dirigían el Cartel de Tijuana.
No obstante, de dicho crimen se desprendería un suceso por demás particular en la historia mexicana: Al saberse acusados por el homicidio del Cardenal Posadas, los hermanos Arellano Félix movieron cielo, mar y tierra (y aprovecharon sus múltiples redes de #influencias) para conseguir una reunión en la Basílica de Guadalupe con Girolamo Prigione, quien en ese momento fuese delegado Apostólico de México. Dicha reunión tuvo como propósito explicar al cardenal que no eran responsables de ese delito.
Sus suplicas no fueron ignoradas. A los pocos días el sacerdote Girolamo Prigione consiguió una reunión con Carlos Salinas de Gortari, su secretario de Gobernación Patrocinio González Garrido, y con el procurador General de la República, Jorge Carpizo, a quienes explico que dichos capos de la droga no tenían relación alguna con el asesinato.
Recientemente, la relación entre la #Iglesia y el #Narcotráfico vuelve nuevamente a relucir, ello en razón de que la #detención de José Antonio Yépez Ortíz alias “El marro”, líder del #Cartel de #SantaRosa de Lima el pasado 2 de agosto produjo diversos pronunciamientos de #obispos locales de Celaya, quienes defendían al traficante afirmando que siempre se mostró respetuoso de los templos y que a raíz de su detención el #CJNG había aumentado las amenazas hacía sus templos. No obstante, la devoción atribuida a “ #ElMarro” no se limitaba a la simple oración, si no también a generosos #donativos hechos a favor de parroquias y curas locales, ya fuese de forma directa o a través de intermediarios.
Múltiples son los casos en que #sacerdotes y diócesis Estatales se han visto beneficiadas por sus relaciones con el Narcotráfico, llegando incluso al grado del descaro. En el año 2005 #RamónGodínez Flores, Obispo de Aguascalientes defendió las #narcolimosnas afirmando que las mismas se “purificaban” con la buena intención de ayudar. Dicho dinero estaba manchado con la sangre de múltiples victimas de la violencia originada por el narcotráfico.
Sin embargo, tampoco se puede negar la labor que han tenido algunos curas para mediar dentro de todo el ambiente de “violencia vivido en algunos Estados. En específico la labor de Jesús Mendoza Zaragoza en el Estado de #Guerrero ha resultado notable, pues el mismo ha buscado establecer contacto con ambos polos de la violencia. Por una parte forma parte de un programa de atención y seguimiento de #víctimas, estableciendo así contacto con las familias de desaparecidos, lo que le ha significado incluso amenazas en su contra. Por otra, busca también concientizar a estos generadores de violencia a través “de la #palabradeDios” como el menciona, relatando incluso alguna ocasión en que unos #capos locales irrumpieron en su iglesia mientras oficiaba la misa y le pidieron su bendición, a lo cual respondió que con armas no había bendición, pidiendo a Dios “que tocará el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte”. Incluso en esto, el padre ha corrido con la suerte de solo recibir #amenazas y no aumentar la cifra de #curas asesinados en territorio mexicano, mismo que se ha convertido en el más #peligroso de #Latinoamérica para ejercer el Sacerdocio.
No es de negar que el papel del sacerdote excede cuestiones meramente religiosas, llegando incluso a influir en aspectos sociales de su comunidad. Y de ahí su responsabilidad, tanto para ser fieles a los ideales que juraron seguir como para dar calma y sosiego a los aristas de la violencia existente en México. No obstante también la iglesia, tanto como institución como a través de sus sacerdotes y dirigentes debe enfrentar los cargos que corresponden por su participación en el #lavadodedinero de los múltiples carteles de la droga que han acudido a ella para #blanquear sus ingresos. Ello significa una responsabilidad por parte del #Estado mexicano para hacer una investigación minuciosa de los recursos de los que se allega la iglesia y procesar a aquellos que se sacerdotes que se han visto beneficiados de la ola de criminalidad que azota al país y que día con día roba cientos de vidas.
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