miércoles, 1 de julio de 2020

ANDRÉS MANUEL, UN PRESIDENTE PROCÍCLICO

No hay otra forma de guardarse de las adulaciones
que la de comprender a los hombres que no te ofenden si te dicen la verdad;
pero, por otra parte, si todos pueden decirte la verdad, dejan de guardarte respeto.
Por tanto, un príncipe prudente debe tomar otro camino,
que es el de elegir en su estado a unos hombres sabios,
para concederles sólo a ellos la libertad de hablarle con franqueza,
y sólo sobre aquello que él pregunte.
(Maquiavelo, 2006, p. 149)
Cuando el gabinete económico del presidente José López Portillo (1976-1982) le recomendaba llevar a cabo una #devaluación de la moneda para evitar una mayor caída de la economía, él respondía de la siguiente manera “presidente que devalúa se devalúa”. El mensaje era claro, no devaluaría; sin embargo, la situación fue insostenible, y como consecuencia, el peso sufrió una caída estrepitosa en su cotización que ocasionó un aumento imparable de la #deudapública. A raíz de esto, el país se sumergió en una profunda crisis económica, que se convirtieron en los últimos días del modelo de desarrollo #posrevolucionario que dio como resultado un crecimiento de la economía promedio de 6 % anual, entre 1945 a 1982.
Posteriormente, cuando finalizó el sexenio de López Portillo, el gobierno entrante de Miguel de la Madrid se encontraba en una situación extremadamente compleja que lo orilló a firmar las primeras cartas de intención con el Fondo Monetario Internacional #FMI para afrontar la crisis económica. De este modo se iniciaría el primer gobierno de corte neoliberal en el país. Las #políticas del nuevo modelo serían la reducción de la participación del Estado en la economía, con el argumento que este generaba distorsiones en los mercados, adicionalmente, se impulsó un proceso de #liberalización económica, tal como la reducción de aranceles en productos de importación, implementación del Tratado de Libre Comercio (1994), así como una política privatizadora que terminó por desmantelar al sector público.
El grave error de López Portillo fue no haber escuchado a sus asesores económicos, quienes le advertían de la tormenta económica que se avecinaba. Como consecuencia, su #administración ha sufrido el dictamen negativo de la historia económica.
De igual manera que el presidente López Portillo se enfrentó a una disyuntiva económica, actualmente, el presidente López Obrador se encuentra en un escenario en el cual debe tomar una ruta económica distinta al #modelo que dice haber desterrado, pero que en la práctica persiste en su política económica. No parece claro cual es el nuevo modelo de desarrollo, existe mucha retórica al respecto pero pocas políticas públicas claras sobre el cambio de modelo.
Para sostener lo anterior, enunciaré un conjunto de políticas económicas de la actual administración claramente <<#neoliberales>>; Primero, apostar al crecimiento en el sector externo por medio del #TMEC, así como los neoliberales le apostaron al #TLCAN, será insuficiente para impulsar el crecimiento, ya que solamente son beneficiados los estados manufactureros y los de exportación. Segundo, mantener el #déficit primario de la cuenta corriente es una forma clara de contener el gasto público. Tercero, no intervenir en la economía al no contar con un programa de salvamento para las empresas, en este caso las #Pymes, las cuales generan el 80% del empleo formal. Además de no desarrollar un programa de #condonación de #impuestos, por ejemplo, devoluciones parciales del #IVA.
En los hechos es laissez faire, laissez passer. (Dejar Hacer, Dejar Pasar); expresión claramente ligada a los postulados que consideran dañina la #intervención del Estado en la economía y pilares del pensamiento “neoliberal”. Se podría pensar que el gobierno está plagado de neoliberales que aconsejan al presidente de esta forma. Sin embargo, en la actual administración se encuentra excelentes cuadros académicos e intelectuales que tienen claro la importancia de llevar a cabo políticas contracíclicas, pero que no han sido escuchados por el presidente. Posiblemente, porque no los considera dignos de ser escuchados, ya que al igual que los “#tecnócratas” que venció en las urnas, se han formado en las mejores universidades del extranjero, y por ende desconocen los reclamos sociales de los de abajo, del pueblo que el presidente ha escuchado con el pasar de los años y que indudablemente no pueden escuchar los “tecnócratas”.
Para ilustrar mejor, podemos recurrir a dos ejemplos que clarifican las diferencias de políticas económicas entre el presidente y su equipo económico. Primero, al inicio del gobierno del actual gobierno se propuso como Subsecretario de Egresos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público #SHCP, a Gerardo Esquivel, que dada las diferencias en políticas económicas con el presidente prefirió emigrar como subgobernador en el #BancodeMéxico. Segundo, y mas relevante, fue la salida de Carlos Urzua de la cartera de hacienda.
Sin duda, es momento que la Secretaria de Hacienda instrumente políticas contracíclicas a través del aumento del gasto público. Es imperativo que el gobierno gaste de manera responsable, es decir, romper en los hechos con el modelo neoliberal y no solamente en los discursos, que mucho dicen, pero que poco significan a la ola de #desempleados que han perdido el sustento diario.
En otras palabras, el presidente debe de escuchar a sus asesores económicos, ya que el retrasar la aplicación de políticas contra cíclicas conllevará a una profundización y prolongación de la #crisis económica, que ya venía gestándose durante los primeros cuatro trimestres de su gobierno, y que la crisis sanitaria aceleró. La contracción del gasto público de la actual administración no solamente impactara en la calidad de vida de los sectores que históricamente han sido vulnerables, sino también a los #nuevospobres que está generando la crisis sanitaria.


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