viernes, 14 de enero de 2022

DON´T LOOK… REALITY?

Por: Andrea Uribe
Est. Lic. en Sociología UAM
Est. Lic. en Derecho UNAM
Colaboradora de Revista Divergencia


El cinco de diciembre del año pasado, la plataforma de streaming, «Netflix» estrenó la película de ciencia ficción «Don’t look up», cuando vi la película me pregunté: ¿hasta dónde este film es ciencia ficción?

En la película vemos a la presidenta de los Estados Unidos, Janie Orlean, gobernar desde la superficialidad, dado que su popularidad está basada en las interacciones sociales que intercambia con distintos servidores públicos, mismas que le significan la detentación incuestionable del poder, gracias al cambio de favores políticos, sin embargo, esta práctica únicamente pone de manifiesto su incapacidad para gobernar, situaciones similares las encontramos en países como Brasil, México y los mismos Estados Unidos, dónde los gobernantes, sin entrar en detalles -que son por demás conocidos- dejan de lado las crisis sociales para prestar atención a situaciones políticas que rozan en el terreno de lo personal.

Otro punto importante es la manera en que esta película maneja el tema de las redes sociales y las figuras públicas, principalmente en dos puntos; por un lado, la migración exacerbada de la vida real a la vida virtual ha provocado que las problemáticas sociales que afectan la vida que existe fuera de las redes sociales no tengan el mismo impacto en nosotros como individuos, dado que nuestra fuente de información primordial son las mismas redes sociales. Los acontecimientos que pasan en la vida cotidiana llegan a nuestros ojos acompañados de otras situaciones de menor envergadura, pero que, por su naturaleza mediática, captan nuestro interés casi de inmediato por ser los temas «de moda». Por ejemplo, esta semana, la reforma administrativa promovida por el Presidente, Andrés Manuel López Obrador terminó por hundir en la precariedad a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), sin embargo, en redes sociales la noticia ha pasado casi desapercibida, tan es así que al día en que escribo esta columna, Twitter no registra una sola tendencia que se encuentre relacionada con la problemática de la ENAH, pero, en los primeros lugares encontramos #ThisIsUs, serie norteamericana que trata temas sobre la vida y el amor; el más reciente lanzamiento del nuevo álbum #DawnFM de The Weeknd y el mexicano que dejó la Universidad de #Harvard por un amor.

Cuando contrastamos estos sucesos con los que se desarrollan en la película, podremos darnos cuenta que no están nada alejados de la realidad, pues en el filme la atención se desvía del cometa Dibiaski cuando se anuncia el lanzamiento de «Destrucción Total» protagonizada por el actor del momento, «Devin Peters»; cuando la estrella del pop «Riley Bina» sacude las redes sociales al comprometerse con otra reconocida estrella de la música y, finalmente, cuando se filtran las fotografías íntimas que la presidenta Orlean envío en época de elecciones.

Sucesos como este último obligan a los involucrados a tomar acciones para resolver alguna problemática social con el afán de limpiar su imagen, tal parece que la crisis social toma relevancia sólo cuando las necesidades políticas así lo requieren.

Finalmente, un punto que, para mí, fue fundamental en la película: el desarrollo e innovación tecnológico a través del uso de la inteligencia artificial para «facilitar» la vida de los humanos, lo cual, nos hace cada vez dependientes, incluso nuestros sentimientos les son entregados como un placebo que nos colabora para dejar de ver los problemas que son verdaderamente importantes, de manera que actualizamos la ley de la oferta y la demanda, pues entre más nos entreguemos a la tecnología, más «gadgets» serán lanzados al mercado pensados, obviamente, «en hacer más práctica la vida», aunque esas constantes actualizaciones nos pongan en peligro como humanidad. Para quienes ya vieron esta película, recordarán el abandono de la misión espacial para desviar el cometa, dado que este cuenta en su interior con un sinfín de recursos minerales con un valor incalculable que sería de mucha utilidad para la elaboración de más y mejores «gadgets», aunque insisto, esto provoque la extinción del planeta debido a la soberbia del humano que se cree más poderoso que la naturaleza misma.

Podría parecer que estoy llevando la temática de la película demasiado lejos, sin embargo, retomo nuevamente un ejemplo de la realidad que nos envuelve, por ejemplo, el 1 de agosto de este año, la NASA enviará una sonda espacial para la exploración del asteroide «16 Psyche», el cual se estima que tiene un valor de 10 mil cuatrillones de dólares, ¿la solución al hundimiento de la economía global? Si bien es cierto que la NASA no se ha pronunciado respecto a la explotación de los recursos minerales de «16 Psyche», también lo es que la necesidad por conocer el comportamiento de este cuerpo celeste no es una mera casualidad.


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