Por: #DanielVázquez
Lic. Derecho #UNAM
Presidente de #RevistaDivergencia
La clientela o «clientes», en primer lugar, debe ser entendida como los agentes que proporcionan el apoyo, en este caso de carácter político, necesario a un mediador o patrón a cambio de bienes, favores o servicios particulares.
Estos incentivos pueden ser reconocidos a través del carácter de las #peticiones o los estímulos que considera el cliente. Algunos de ellos creen en promesas de #campaña, buscan puestos en la administración pública o acceden a la compra-venta del voto por los beneficios que puedan representar estos apoyos frente a los planes a corto plazo del mismo, pero que se encuentran emergidos, sobre todo, en la necesidad reflejada por la asimetría social y económica del país.
De acuerdo a la dimensión instrumental del clientelismo, el apoyo que dará #origen a la clientela se consolida a través de tres grandes distribuciones:
I. Bienes particulares.
II. Obras públicas.
III. Programas sociales.
Si bien, en palabras de Easton, estos elementos distributivos obedecen más a las demandas por parte de la #sociedad y deberían concebirse como «outputs» que fueran resultado de la caja negra del sistema político, es decir, no deberían considerarse como incentivos para estimular el crecimiento de clientela.
El #clientelismo resulta siempre competitivo y en una relación de esta índole, la interacción se reduce al intercambio simbólico por el que cada una de las partes involucradas muestra su aprecio hacia la otra y la relación que mantienen.
Es decir, cuando el #individuo-ciudadano se transforma en #ciudadano-cliente, éste es representado por un patrón que le provee estímulos en ámbitos de acción diversas, dado que no le queda la posibilidad de relacionarse directamente con el Estado y el patrón, entonces, mantiene su poder en tanto conserva el monopolio en los canales de interrelación.
En sí, el #actor principal dentro del proceso clientelar electoral será el partido político; por consiguiente, para un candidato independiente la creación de una clientela propia resulta complicado si este no tiene la capacidad para consolidar los incentivos necesarios que le otorguen este elemento primordial para crear competencia dentro del #proceso político-electoral.
En la actualidad, el clientelismo encuentra su esencia en la #inclusión de las masas a través del voto y en la política institucional. Por esto, el fenómeno del clientelismo es un reflejo fundamental de la #cultura política del país.
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