viernes, 10 de abril de 2020

SAN ANDRÉS; LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE LA POLÍTICA

Por: #UzielMedina
Politólogo #UNAM
Colaborador #RevistaDivergencia
El manejo de los #símbolos no es ajeno a la política. La utilización de axiomas de la ética política a partir de la construcción de ideas espirituales –religiosas- datan de las primeras civilizaciones y han trascendido en la constitución de la filosofía política clásica, usando en vasta manera alusiones a la ética cristiana para dar origen a la configuración del Estado Moderno.
La extrema #secularización de la vida pública bajo la interpretación del Estado laico como una institución anticlerical ha sembrado en la opinión pública una gran animadversión por la referencia a símbolos religiosos en el debate político, como si de esta manera se lograra defender la herencia juarista y, borrar así, la conquista espiritual de los españoles sobre los pueblos de Mesoamérica.
Una de las manifestaciones más controvertidas de la «Cuarta Transformación» (4T) es justamente la recurrencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) simbolismo cristiano, lo que le ha valido la caricaturización de sus mensajes e ideas, como la #ConstituciónMoral, tratándolo como el loco #eclesiastés, el #Mesías región cuatro; un San Juan Bautista perdido entre las paredes de Palacio Nacional.
La más reciente polémica de la religiosidad obradorista se centra en la respuesta a la inminente crisis económica resultante de la pandemia de #coronavirus SARS Cov-2, al manifestar su convicción de que «por el bien de todos, primero los pobres». En la mañanera se refirió al Papa Francisco, que a su vez, por la #HomilíaSantaMartha, citó Mateo 26:11, cuando Jesús dijo a sus discípulos «Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis», luego de que una mujer ungiera a Jesús con perfume en Betania, después de su entrada a #Jerusalén y antes de la crucifixión –a propósito de #SemanaSanta -.
La reacción de la oposición no se hizo esperar y se centró en la aparente #violación al Estado laico por citar un pensamiento que, más allá de lo religioso, es elemental en el estudio filosófico y es parte de la literatura universal; pero lo más escandaloso es que, desde esa oposición, se hizo más énfasis en el símbolo religioso y no en la urgente necesidad de redirigir la política económica hacia la superación de las brechas de desigualdad que han acentuado la pobreza en México, nada más 52 millones de personas, 9 millones en pobreza extrema, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).
Si algo elevó la popularidad de Obrador fue justamente la cercanía hacia la causa de quienes perciben ingresos inferiores a la línea de pobreza, que hoy representan alrededor del 49% de la población mexicana. Al respecto, la derecha, muy apegada a la doctrina religiosa, durante el periodo en que gobernó no fue capaz de abatir las causas de la pobreza, únicamente maquilló el tránsito por el umbral de la línea de #pobreza extrema. En el debate por la referencia al Pontífice, ni siquiera retomaron la cuestión acerca de los pobres, simplemente se dedicaron a alertar la violación a la laicidad, aun cuando muchos de los exponentes de este sector se dedicaron durante sus mandatos a exhibirse como el rostro un pueblo devoto.
La continua campaña de AMLO, involucrando símbolos religiosos para apelar al humanismo y la reivindicación de las clases desprotegidas, no es otra cosa que la conquista de la ética religiosa del cristianismo en la cultura política, una conquista espiritual de la acción pública que los sectores más conservadores, por muy devotos de la religión tradicional, jamás pudieron ni se interesaron en emprender. La tarea es fundamentalmente, arrebatar a la derecha un discurso espiritual que monopolizaron con el fin de establecer un #sistema de dominación y no uno de fraternidad y ayuda al prójimo; es la restauración de la doctrina cristiana como base ideológica de la acción pública para el alcance de la bienaventuranza.
Cuando la religión no es social, cuando la fe del mandatario no se plasma en la procuración de la justicia social, la manifestación de dicha fe es hueca, está muerta. ¿De qué ha servido entonces que las figuras políticas hagan en campañas y fuera de ellas, rituales con grupos religiosos? Esto es, ¿Qué fruto hubo en la exhibición de Vicente Fox agradeciendo a la Virgen de Guadalupe su triunfo, o Felipe Calderón dando una plática motivacional en Casa Sobre La Roca, la fotografía de Enrique Peña Nieto con líderes evangélicos o el saludo de Javidú al Papa Francisco? Sin duda, uno de los aspectos que al país le urge transformar es la #coherencia entre el México espiritual y el México carnal, donde los 12 de diciembre se #alaba a una mujer y el resto del año se #asesinan diariamente una decena de ellas, donde la hermandad religiosa dominguera se queda encerrada en las cuatro paredes de un templo pero no actúa en el andar diario de los mexicanos.
Aquí cabe preguntarse, ¿Por qué entonces cantamos a la patria «que en el cielo tu eterno destino por el de #Dios se escribió»?


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