Por #SilviaIsabelMartínez
Derecho #UNAM
Colaboradora de #RevistaDivergencia
Los Estados Unidos #Mexicanos son una #república representativa, #democrática, federal y #laica; compuesta por #estados libres y soberanos (y estos por #Municipios) en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la #CiudaddeMéxico (capital del país); unidos en una federación establecida según los principios de su Constitución. Y es así, que se establece que la soberanía y el poder público pertenecen al pueblo. No obstante, en México, conforme a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, previo a la contingencia sanitaria por COVID 19, contaba con 127 millones de habitantes, por lo que dada la cantidad de pobladores sería imposible la toma de decisiones de forma directa, y es así que en la República Mexicana se erige una democracia #representativa.
La representatividad del poder público está principalmente depositada en un sistema #multipartidista, y de candidaturas #independientes, quienes son regulados por un Sistema Electoral compuesto por instituciones electorales autónomas como Instituto Nacional Electoral, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Fiscalía Especializada para los Delitos Electorales; y un catálogo extenso de leyes electorales.
Conforme a la normatividad #electoral, en términos de lo dispuesto por el artículo 225, párrafos 1 y 2, de la #Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, el Proceso Electoral Ordinario inicia en septiembre del año previo a la elección y concluye con el Dictamen y Declaración de Validez de las elecciones, por consiguiente, el 7 de septiembre del año en curso se da por iniciado el juego electoral.
Se dice que este proceso electoral se prevé como complejo, pues por un lado el partido Morena pretende conservar su #mayoría en #SanLázaro para consolidar su proyecto de nación, sin embargo, existe la disputa interna del partido por su dirigencia nacional, controversia que será resuelta en forma paralela al desarrollo del proceso electoral por el Instituto Nacional Electoral mediante el desarrollo de la Encuesta Nacional #MORENA.
Por el otro, los partidos de #oposición y viejos conocidos del régimen #partidista buscan recuperar espacios de poder tras la aplastante derrota que sufrieron en 2018, con la finalidad de alcanzar una mayoría en el Congreso de la Unión que les permita contener las iniciativas de Morena y la masacre contra exfuncionarios de alto nivel que hoy sostiene el ejecutivo federal.
Si bien los jugadores serán los partidos políticos y candidatos independientes que surjan en el Desarrollo del Proceso Electoral, el verdadero y auténtico actor principal será el ciudadano y ciudadana de pie, quien deberá elegir entre el viejo régimen o la regeneración.
La #ciudadanía, no solo elige el día de la votación o la jornada electoral como un derecho, si no por el contrario elige antes y durante el proceso electoral, ya que debe exigir y hacer valer las reglas del juego electoral, tanto a las instituciones electorales y a los #partidos políticos, ejerciendo con respecto la libertad de #expresión, el derecho de #acceso a la información, para con ellos elegir de forma libre e informada. Parece un reto mayor, ya que en estos tiempos nos encontramos frente al reto de las #Fakenews y el fenómeno de la #Infodemia, aunado al oportunismo, el #nepotismo y la ineptitud de los cuales hacen mención sin cesar los medios masivos de comunicación, que no permiten ver a la democracia como un espacio del actuar en beneficio de la sociedad.
Pero "Para que la democracia tenga bases sociales muy sólidas", escribe el sociólogo Alain Touraine, "habría que lograr una correspondencia entre demandas sociales y partidos políticos". En este sentido, se puede inferir que el #abstencionismo electoral es quizá también la esperanza silenciosa de una profunda renovación del actuar político.
El abstencionismo electoral, se puede definir como el #nohacer o no obrar que normalmente no produce un efecto jurídico, pero representa la exteriorización de una determinada #voluntad, que representa el #rechazo al sistema político o de no #identificación con algún líder político, por lo que el abstencionismo electoral se convierte en un auténtico acto de desobediencia cívica que reafirma la insatisfacción política y exige el cambio de las reglas y los actores.
En definitiva, en México el escenario 2021 se encuentra inmerso en la progresiva hendidura abierta entre gobernantes y gobernados y hoy por hoy constituye la gran contradicción del estado social y la democracia participativa, en la que cohabitamos, sin embargo me permito afirmar que bajo este contexto, es tan legítimo el ejercicio del #sufragio como también es legítimo el #abstencionismo electoral de los ciudadanos, ya que ambos representan los índices de un estado de #opinión que logrará la #concientización del #sistemapolítico, las reglas y los actores.
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