Por: #NataliaIslasCruz
Est. de Lic. en Derecho por #UAEM«Los hombres que acostumbran violentar a las mujeres, van a saber que las penas no nada más están plasmadas en la ley.» Esas fueron las palabras de Marisela Escobedo cuando exigía justicia; fue en 2008, que a su hija Marisol Rubi de 16 años le fue arrebatada la vida de manera violenta a manos de su pareja Sergio Rafael Barraza.
Marisela, una mujer de Ciudad Juárez, Chihuahua, decidió tomar las riendas de la investigación del caso de su hija; todo comenzó con la desaparición de Rubi y la fuga de su yerno, un testigo le había informado a Marisela que tenía conocimiento de que su hija había sido asesinada; ante la ineficacia de las autoridades, la madre desesperada junto con su familia emprende la búsqueda del asesino, llegando al domicilio donde Sergio se encontraba oculto.
Su yerno, una vez capturado, confesó ser responsable del homicidio, señalando a las autoridades el lugar exacto donde depositó el cuerpo de Rubi, ¡es aquí cuando viene la primer muerte de Marisela!, confirmando que su hija había sido asesinada; al cabo de unos meses concluyendo el juicio oral al que se enfrentaba Sergio, el Tribunal tomó la decisión de absolverlo por los cargos que la fiscalía había presentado en su contra, ¡Marisela vivió en este momento su segunda muerte!, pues a pesar de la confesión y de las pruebas con las que se contaban, no se condenó a Sergio Rafael.
Los jueces manifestaron que su decisión fue absolutoria debido a que no había suficientes pruebas científicas con las cuales se pudiera atribuir la responsabilidad penal a Sergio, por lo tanto debían actuar de conformidad con la ley; sin embargo la rabia y sed de justicia no iban a detener a Marisela, el Tribunal Superior de Chihuahua revocó dicha sentencia y se declaró culpable a Barraza, pero la condena nunca fue compurgada, pues los intentos de captura del homicida resultaron fallidos.
Tras un larga lucha, la noche del 16 de diciembre en 2010, ¡llega la tercer muerte de Marisela!, fue asesinada de un balazo en la cabeza en frente del Palacio de Gobierno de Chihuahua, mientras se manifestaba de manera pacífica; la Ciudad se indigno por dichos acontecimientos, para ese momento toda la familia ya corría peligro, pues habían expuesto ya al gobernador Cesar Duarte por sus nexos con el crimen organizado, Sergio ya se había unido a los Zetas en Zacatecas y lamentablemente este grupo le brindaba protección.
Este documental relata lo ineficaz que ha sido el sistema de justicia y las corporaciones de seguridad pública, puesto que esta mujer, siendo enfermera, impulsada únicamente por el amor que le tenía a su hija, dedicó sus últimos años a investigar y a luchar por la vida y los derechos humanos de Rubi y de todas las mujeres que hasta ese momento se les había denominado las muertas de Juárez.
Al estado lo ha rebasado el crimen, es notorio que la violencia y la inseguridad se incrementan debido a los acuerdos y nexos que existen entre gobernantes y criminales, Marisela ya les estorbaba e incomodaba, pues había revelado información que comprometía a las autoridades, sabían que no la iban a detener, sino hasta que Sergio estuviera pagando por sus actos.
Pareciera que el gobierno se burla de la sociedad, el tener un poquito de poder los ha hecho insensibles y fríos ante el sufrimiento de las víctimas, de nada sirve que día y noche los activistas se unan a exigir derechos por todos y todas, que se hagan marchas y que se creen nuevas leyes y protocolos de actuación, pues no se hacen efectivas; ¡el Estado nos quiere callados, sumisos e ignorantes!.
Tristemente somos un número, que fácil puede ser reemplazado; la historia de Marisela y Rubi es la misma que la de miles de mujeres y hombres que buscan desesperadamente a sus familiares, que gastan su vida entera y sus recursos con tal de encontrar respuestas; se ha relatado el sufrimiento no solo de esta familia, sino de una sociedad entera, ¡harta de falsas promesas!.
Si bien, la pérdida de estas dos mujeres nunca podrá ser reparada, Netflix en su honor ha creado este filme para que no olvidemos que a ellas como a miles de mujeres no se les ha hecho justicia.
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