jueves, 1 de julio de 2021

UNA NUEVA FORMA DE INTERACCIÓN

Lic. En Pedagogía #FacultaddeFilosofíayLetras.U.N.A.M.
Directora Editorial “C” en #RevistaDivergencia
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Instagram: monicagbj

La interacción social es de suma importancia en el #desarrollohumano. Si bien es cierto, nacemos y crecemos en un contexto sociocultural que nos cobija y ayuda a desarrollarnos en diferentes ámbitos, también es cierto que necesitamos tener interacción fuera de nuestro grupo familiar, ya que nos enriquece para conocer otras perspectivas de lo que nos rodea.

No obstante, la pandemia nos vino a modificar esta realidad de convivencia e interacción social, desde no poder tener reuniones familiares o con amistades, aprender a la distancia por medio de clases virtuales, hasta, laborar en la modalidad «home office». Y este nuevo contexto, queridos lectores, para muchos es el ideal que el siglo XXI debería presentar a la humanidad, una integración de la tecnología en todos los ámbitos de la vida cotidiana.

Pero reflexionemos, ¿cómo te has sentido sin tener una «interacción social» real? Si bien es cierto, muchos estamos conectados a las redes sociales, ya que el internet permite tener contacto casi con cualquier persona del mundo con la facilidad que te permite el desplazamiento del móvil (sin olvidar que existe una gran parte de la población de nuestro país que no cuenta con internet en casa), también es cierto que necesitamos el contacto, el calor y la cercanía con los otros.

Muchas familias han tenido pérdidas de seres queridos, han disminuido sus ingresos económicos, cuartado proyectos y muchos otros factores que se vieron afectados por la pandemia. Sin duda, esta situación permeó grandes repercusiones en la estabilidad emocional de todos.

La #neurociencia nos ha permitido conocer cómo el cuerpo responde a las diferentes emociones. Este aislamiento, con una trayectoria de ya más de un año en curso, ha tenido muchas víctimas, no me refiero a las pérdidas humanas de miles de familias (que esa situación ya es una gran tragedia), sino a todos aquellos que han tenido una desestabilidad emocional por el estrés que les ha generado el aislamiento, el cambio de estilo de vida, incluso la falta de socialización, además de la depresión, pues se habla de un alto índice de suicidios en consecuencia de este aislamiento. Las clases virtuales también han puesto a la luz pública muchas situaciones de violencia intrafamiliar o abuso sexual a menores.

Es paradójico pensar que nos aislamos para no morir por contagio de Covid, sin embargo, morimos lentamente ante todos estos factores que afectan la estabilidad emocional de grandes y chicos, hombres y mujeres. Se hablaba de algunos meses de aislamiento, pero la realidad nos dice que quizá sean años. ¿Cómo poder cubrir la afectividad que nos provoca la socialización, el abrazo y las charlas? ¿Cómo sustituir el aprendizaje entre pares? ¿Cómo aprender un civismo sano? Sí los adultos nos sentimos en un estado de estrés y ansiedad, ¿qué pasará con las nuevas generaciones que están viviendo y creando una vida totalmente diversa, creando lazos sociales virtuales, en el mejor de los casos?


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