jueves, 21 de mayo de 2020

A LA NIÑEZ NO SE TOCA

Por: #ZaidaVillanueva
EST. de la Lic. en Derecho #UNAM.
Colaboradora en #RevistaDivergencia
Mientras escribía esto, pensaba ¿cómo puedo tocar un tema que es tan real y tan siniestro, que afecta a un grupo vulnerable sin que suene tan violento? Pero la realidad es que hablar sobre #pedofilia y pederastia siempre causará un impacto muy fuerte en las fibras sociales, no quería tocar un tema del que desconocía totalmente por lo que, al investigarlo, me quedé peor… con un sentimiento de repudio sobre las personas que defienden estas prácticas queriendo normalizarlas bajo argumentos sumamente endebles.
Hace unas semanas, navegando por redes sociales encontré publicaciones de gente que se quejaba de un movimiento que sentía toda la confianza para salir a exigir lo que suponen ellos son “#derechos sexuales”, al investigar un poco más sobre este tema, me encontré que eran un grupo de personas que apoyaban un movimiento que se hace llamar “#MAP” (minor attracted person: persona atraída por un menor). Estas personas parten de que, su atracción por un niño/niña/adolescente deriva en una orientación sexual y que, a su vez, la mayor parte de sus posturas surgen de una admiración por los griegos y los romanos.
Al leer sus posturas quedé helada porque, ¿cómo se puede normalizar la #legalización de pornografía infantil?, ¿cómo por qué se debe permitir el matrimonio entre un niño/niña/adolescente y un adulto?, ¿cómo pasamos por alto que los abusos sexuales serán excusados por estar dentro de una relación y así darle paso a la pederastia? Y con todas estas cosas me surgió una pregunta esencial ¿Cómo se puede estar tan enfermo para #violentar a un niño, niña o adolescente y querer exigir dicha conducta como un derecho?
Lo triste es que este movimiento no es tan nuevo, pues surge en 1870 en Holanda y con el tema de las redes sociales y el auge de tan importante herramienta ha puesto en descubierto a un sinfín de personas que comparten con estas ideas.
Evidentemente, este pseudo movimiento ha perdido fuerza (y simpatizantes) durante los últimos años por lo que la salvación directa que encontraron fue arrimarse a un movimiento muy legítimo que ha tomado gran importancia en nuestros días y que pelea por la libertad, el respeto y la tolerancia, colándose con una “P” al acrónimo #LGBTTTIQA+ justo para añadir como orientación sexual el ser “pedosexual” y con esto normalizar el abuso a niños, niñas y adolescentes.
Al hacer eso, entraron con el argumento de que la persecución que vivieron y viven los homosexuales es similar a la que sufren ellos y que, como tal, atendiendo a una sociedad progresista, se les tiene que respetar, pero se olvidaron de un detalle sumamente importante; la #homosexualidad es consensuada en todas sus aristas, hay conocimiento de causa y no existe una relación de subordinación por parte de alguno de los intervinientes.
Los deseos sexuales de estas personas sean pedófilos (solamente sienten atracción) o pederastas (llevan a cabo una práctica sexual) no se basan jamás en una relación de igualdad, donde impere un conocimiento de causa, sino que usan el poder para llevar a cabo dichas prácticas, además de ejercer violencia #psicoemocional con el niño, niña o adolescente para llevar a cabo dicha conducta delictiva.
Incluso, atendiendo al tema de violencia, es bien sabido que los agresores de las víctimas en muchos casos se encuentran dentro del núcleo familiar de las mismas, por lo que es un foco rojo enorme la atención a los niños, niñas y adolescentes dentro de estos espacios y atender las señales de alerta que ellos emitan al encontrarse en una situación de peligro.
Pero con el boom de las redes sociales, también hay que prestar atención a la actividad de las mismas, pues estas personas tomaron como herramienta principal estos lugares que siempre observamos como inofensivos.
Bien es sabido que estas prácticas se encuentran sancionadas en el orden internacional como la Convención sobre los #Derechos del Niños, misma convención firmada y ratificada por el Gobierno Mexicano dándole énfasis en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dentro del artículo primero y cuarto de la misma pues se vela por el interés superior de la niñez.
Pero no nos basta con estos dos, sino que, en nuestro Código #Penal para la Ciudad de México engloba todas estas prácticas que defienden los pedófilos y pederastas dentro de los títulos quinto y sexto del libro segundo llamado: parte especial, del mismo ordenamiento.
Lo que debe quedar claro es que estas conductas no son una #orientación sexual y no hay modo de tolerarlas, no es cuestión de tabúes o que nos dé vergüenza hablar de estos temas, simplemente radica en que la integridad de un niño, niña o adolescente no se debe de tocar ni violentar por intereses de personas ajenas a ellos.
Pero, ahora, ¿qué podemos hacer para intentar frenar esto? Estar al tanto de nuestra niñez, identificar si existen problemáticas y no volverlo un #tabú, al contrario, tomar acciones inmediatas tales como la denuncia lo cual es sumamente importante y buscar ayuda psicológica para la víctima.
Por lo que hace a las redes sociales, debemos estar al tanto de lo que nuestra niñez, con quiénes interactúa y dejarle en claro los #riesgos de las mismas, pero nosotros también fungimos una labor importante teniendo o no hijos; un colectivo feminista llamado “las Brujas del Mar” aconsejan que al encontrar perfiles con pornografía infantil en redes sociales lo mejor es no compartir links ni screenshots pidiendo reportar, tampoco comentar ni reaccionar a las mismas por mucho coraje que nos cause, la mejor vía es <<LA #DENUNCIA.>>
Debemos mandar lo que encontremos al correo institucional #CEAC@SSPC.GOB.MX y marcar a #SIPINNA que es el Sistema Nacional de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes al número 0155-52428100, así como buscar a la policía cibernética de la ciudad en la que estemos para así ponerlos al tanto de estas situaciones.
Finalmente me gustaría cerrar esto diciéndoles, que, en todo momento, no se debe normalizar en ninguna forma la #violencia y la mejor forma de ponerle un alto es entendiendo la importancia de la denuncia.

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