En 2019 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que los humanos hemos alterado el 75% de la tierra y el 66% de los ecosistemas marinos desde los tiempos de la preindustrialización y por primera vez en la historia, el humano se ha convertido en los patrocinador de la Sexta extinción masiva como un resultado aunado a la huella ecológica de #generación tras generación.
En los últimos dos meses diferentes medios se han encargado de propagar información acerca de los avistamientos de #animales en distintas partes del mundo, avistamientos que se le han atribuído a la falta de actividad humana en la calles, desgraciadamente algunos de ellos sin un sustento contundente que avale que han sido consecuencia directa del aislamiento de la sociedad, además de la difusión de imágenes antiguas y completamente descontextualizadas a nuestra actualidad.
Ni miles de tortugas anidaron en las playas vacías de la India por la ausencia de turistas, ni miles de medusas rosadas invadieron la playa filipina desierta por la cuarentena, ni se observó a un venado jugando con las olas del #mar solitario.
La poca afluencia ha convertido a las principales avenidas y destinos turísticos en lugares solitarios y silenciosos; mismos espacios que fueron habitados y arrebatados por los humanos desde su asentamiento urbano a la #flora y fauna. Sin embargo las circunstancias para que animales como los mencionados anteriormente, decidan «explorar» sus alrededores pueden depender de diferentes factores y no precisamente como consecuencia directa de la ausencia de los seres humanos en sus espacios de cotidianidad.
Por otro lado, si bien la moderación de actividades fuera de casa, no es ni será una contemplación como parte de un plan de acción por la conservación de la #diversidad biológica, en tiempos de COVID-19 es innegable el freno que el confinamiento le ha dado por ejemplo a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono derivado de la baja actividad económica que ha desatado la pandemia.
Pese a esto La Organización Meteorológica Mundial (OMM), advierte que aunque la calidad el aire ha mejorado en los últimos días no debe ser motivo de sustitución de acciones contra el #cambio climático.
En momentos de inestabilidad y desastre, el ser humano saca a relucir la mejor y la peor versión de sí mismo, y una condición como en la que el mundo entero está padeciendo hoy no debe ser la excepción.
Nos hemos dedicado voluntaria e involuntariamente a terminar con el #espacio natural en el que vivimos, el egoísmo se ha apoderado de nosotros y hemos explotado cuán recurso se nos ha puesto enfrente, sin pensar siquiera en los miles de organismos vivos con los que compartimos el planeta.
Que el no poder salir con normalidad, el no poder abrazar a tus seres queridos, y el no tener el regalo de ver las maravillas de la naturaleza, evoquen un cambio en nuestra manera de vivir y de pensar. Evidentemente la pandemia nos ha afectado de una u otra manera, y aunque muchas otras situaciones parecen estar por encima del cuidado del ambiente, no hay que olvidar que es él quien posibilita la coexistencia de nuestro ser; ellos pueden vivir sin nosotros pero nosotros sin ellos no.
Que la ilusión con la que observamos las noticias sobre la disminución de acciones dañinas para el ambiente y su posible efecto se vuelvan un parteaguas contundente y sobre todo permanente de nuestra manera de vivir; no necesitamos pintar un escenario sin humanos para pensar que es la única alternativa para que las especies de nuestro ecosistema vivan en paz, se necesita mucho más que solo pensar en lo nocivo que es nuestra presencia para la #Tierra, significa asimilar que con conciencia y regulación podríamos vivir todos con total armonía.
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