Por: #GreciaLópez
Est. Diseño, Animación y Arte digital #UNITEC
Colaboradora de #RevistaDivergencia
Hace poco, salió a la luz la convocatoria de la Secretaría de Educación Pública (SEP) invitando a los creadores visuales a participar en el rediseño de libros de texto gratuitos para la educación primaria del ciclo escolar 2021-2022.
Dicha convocatoria generó mucha polémica dentro del gremio, rápidamente se volvió un grito de protesta usando títulos en redes sociales como «nuestro trabajo no se regala», «no vivimos de un gracias» y «La ilustración se paga».
El problema se presentó cuando al llegar al noveno apartado del documento, la SEP especifica que únicamente el participante recibirá una constancia con valor curricular, un ejemplar del libro y su respectivo crédito.
Si bien, la oferta resulta tentativa (dejando de lado el hecho de que efectivamente no hay ganancia para el participante) el error por parte del gobierno es seguir demeritando el trabajo artístico, dejando de lado que el diseño también se vende.
No hay que ser expertos en cualquier rubro que presenta la convocatoria -pintor, fotógrafo o ilustrador- para entender que no es una labor sencilla. El gobierno espera el rediseño de sus libros (lo que conlleva meses de trabajo) a cambio de crédito y una constancia. Fomentar este tipo de acciones sólo contribuye a que las ramas artísticas sean menospreciadas en el campo laboral.
Estamos en una época donde cualquier persona puede hacerse pasar por un experto en alguno de estos rubros, y si bien, algunos logran sacar adelante su trabajo desde un aprendizaje autodidacta, también es necesario recalcar que todo proceso de diseño conlleva un estudio, teoría, práctica, tiempo y esfuerzo.
Bien es dicho entre artistas visuales: «No cobro por lo que hago, cobro por el tiempo que me tomó aprender a hacerlo».
Curiosamente dentro de las protestas en internet, el diseño de las mismas imágenes se basa en portadas de ediciones anteriores rediseñadas, enfocando el hecho de que no es justo regalar el trabajo artístico.
La inscripción a la convocatoria es gratuita, deja abierta la participación y claro que aún sin un beneficio económico, hay personas que se han animado a participar, entre estas variantes pongo sobre la mesa si la necesidad de ser reconocido dentro del medio artístico es mejor que darle un valor digno a nuestro trabajo.
Como ilustrador, hay muchas trabas para dar a conocer tu trabajo, no es sencillo ganarse la confianza de la gente y puede que el valor curricular de la convocatoria enamore a uno que otro principiante en el ámbito; fomentando el hecho de seguir trabajando sin recibir un pago.
El dedicarse a alguna de estas disciplinas es demeritado por la sociedad y aún más preocupante; por el gobierno. Lo que nos lleva a pensar que aún no hay suficiente apoyo para los creadores visuales en México.
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