Por: #MelanieHernández
Est. Lic. Ciencias de la Comunicación #UNAM
Colaboradora de #RevistaDivergencia
Cada 8 de marzo, Día de la Mujer en México, se toma como un motivo de celebración a las mujeres por ser madres, esposas e hijas, pero ¿realmente hay algo que celebrar si nosotras somos el pan de cada día para los #feminicidas y agresores sexuales en todo el mundo?
Es decir, permitamos que las estadísticas hablen. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 10 #mujeres son asesinadas al día en México y respecto a víctimas de violencia de pareja, el 49.2% de ellas no han denunciado a su agresor; por lo que realmente hay algunas cifras que son inciertas respecto a esta violencia sistemática que sufrimos todos los días, ya que no todas alzan la voz.
Ahora bien, suena como algo ilógico que en un país en el que idolatran a una #figura religiosa mujer (la Virgen de Guadalupe), exista tanto odio hacia las mismas que rodean a los agresores. Es por esto que, desde el año pasado, se implementó un paro nacional de mujeres, el 9 de marzo, con la consigna de #ElNueveNingunaSeMueve, para que la población notara que nosotras importamos en el ámbito económico y social, de este modo, llevar a cabo acciones que nos hagan frenar la violencia de género.
Si bien, los hombres no pueden ser feministas, pueden demostrar su apoyo al mismo cuestionando a sí mismos y a sus congéneres sobre qué actitudes ayudan a perpetrar esta #violencia hacia las mujeres, así como también ser conscientes de sus privilegios adquiridos desde el nacimiento solamente por el hecho de no haber nacido con vulva.
Entre todas y todos, podemos hacernos cargo de nuestras propias acciones y crear conciencia sobre qué estamos haciendo mal como sociedad y qué podemos hacer para que esto no se siga repitiendo, afectando principalmente a las minorías.
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