Por: #EduardoSadot
Catedrático de la Facultad de Derecho #UNAM
Colaborador de #RevistaDivergencia
El ocho de marzo, día internacional de la mujer, desnuda la #realidad del comportamiento de los mexicanos varones a las mexicanas mujeres, sus #raíces discriminatorias y las diferencias que viajan del matriarcado, a la misoginia, del amor pasional idólatra de la mujer, al #desprecio del macho violador y golpeador de mujeres, del seductor disfrazado de amante amoroso, al extremo del acosador que es capaz de todo, con tal de conseguir su objetivo, para después abandonar con insolente desprecio a quien fuera objeto de su deseo, al más puro estilo descrito por Sor Juana.
La sociedad mexicana transita inconsciente, saltando de figuras femeninas en figuras femeninas y sin remordimientos, del celestial seno guadalupano, a la cuestionable adoración de la Santa Muerte, del amor ciego de la morenita del Tepeyac, a la temible llorona de los cuentos de terror infantil, que une y hermana a ambos géneros, en el insomnio atemorizador de las noches de espantos, en las veladas de convivencia familiar.
La insipiente sociedad mexicana tiene mucho que aprender de las avanzadas sociedades desarrolladas de Europa con respecto a las reglas de convivencia humana de ambos géneros, ah, porque discriminación, aunque más frecuente del hombre a la mujer, borra o pretende borrar la violencia de mujeres a hombres que también es una realidad de la que poco o casi nada se habla. Y no por ello menos significativa.
El reconocimiento de los derechos de la mujer a lo largo de la historia además de lento ha sido difícil, pero en la crítica de su evolución lleva el pecado de la mujer o la aparente evidencia de su propia culpa, es injustificable que durante miles de años no se haya reconocido su inequidad, atribuible siempre al dominio del hombre, pero cómo explicar lo tardío de las mujeres, de percatarse de esa infringida inferioridad sin que reclamaran o evolucionaran al grado de identificar las diferencias, cómo explicar que después de tantos años, es hasta ahora, que deciden sublevarse tardíamente a ese mundo machista que dominó las culturas, no obstante, existen sociedades donde aún se conserva la supremacía del hombre sobre la mujer, como talentos emblemáticos, desde los clásicos griegos, pasando incluso por los pensadores como marxistas, no se percataron, del yugo impuesto a la mujer.
Cómo justificar que en México los tótems de la historia política, pasando por Morelos; Quintana Roo; Juárez y Cárdenas, tampoco se percataran que las mujeres piensan. Cómo es posible que fuera hasta Ruiz Cortines cuando se les elevara a la categoría de votantes y pensantes, cómo no señalar el grado de involución de los derechos de la mujer en periodos anteriores.
Y hoy, cómo justificar los destellos de machismo del gobierno de la 4T, incapaz de contener las agresiones hacia la mujer y en ocasiones hasta justificadas desde Palacio Nacional. Por qué hasta hoy, después del viejo manifiesto comunista, de «proletarios del mundo uníos» no se escuchó hasta ahora, ¡mujeres del mundo! ¡uníos!
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