Por: #LilyAguilar
Est. de Sociología #UNAM.
Colaboradora de #RevistaDivergencia
Caminas por la Merced, y en ese momento ves mujeres fuera de lo que parece un edificio, si vas con tu esposa o tu familia rápidamente cambias de rumbo, prefieres no ver, como si esas #mujeres, llamadas prostitutas, no existieran. Claro a excepción que seas un cliente más. ¿Será tan fácil ser invisible?
Aclaremos que lo que nombraremos <<trabajo sexual>> (ello entre comillas porque no cuentan con los #derechos ni las prestaciones de los trabajadores) no es lo mismo que la #trata de personas, ya que ésta no está siendo forzada a realizarlo, ya sea física o psicológicamente.
Señalado lo anterior, partiremos de que la prostitución no es algo nuevo, de hecho, es sumamente antiguo, sin embargo, sigue siendo estigmatizada lo que desencadena en una constante #discriminación y violencia hacia las trabajadoras sexuales.
#Marginalizar a esta población suena una buena opción para muchos; permitir que sigan trabajando bajo las sombras simplemente para no relacionarse con ellas, sin reconocer que es un constante peligro que pone en riesgo su integridad.
Abramos los ojos y aceptemos que existen y, sólo en la Ciudad de México han aumentado de 7700 a 15200 este año debido a la #crisis derivada de la pandemia, también , ha precarizado aún más su labor, dejándolas sin hoteles abiertos donde laborar o vivir. ¿Dónde está el #gobierno?
Marta Nussbaun, expresa que todos recibimos dinero por nuestro cuerpo, seas médico, profesor, obrero o prostituta y, sin embargo, sólo algunas #profesiones son estigmatizadas. Dejemos a un lado el paternalismo de querer salvarlas, reconozcamos sus #derechos; luchemos por generar condiciones laborales que las beneficien y un sistema que nos brinde más oportunidades.
Hacerlas invisibles no es la respuesta, es parte del problema.
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