jueves, 8 de septiembre de 2022

CUANDO LA INCLUSIÓN ABRE UNA PUERTA A LA VIOLENCIA

Por: Andrea Uribe
Est. Lic. en Sociología, UAM Xochimilco.
Est. Lic. en Derecho, Facultad de Derecho, UNAM

El dieciséis (16) de este mes, UNAM Global publicó un artículo dónde se informaba a la comunidad universitaria y a la opinión pública que la Facultad de Química estrenaba el primer baño neutro en Ciudad Universitaria esto “con el fin de posibilitar un espacio sanitario que parta del reconocimiento y el respeto a la diversidad sexo genérica”, desde mi punto de vista esta decisión es un tanto apresurada, e incluso representa un riesgo para la comunidad LGBTTTIQ+, no podemos hacer de lado que las personas que pertenecen a esta comunidad enfrentan diariamente un sinfín de situaciones relacionadas con la violencia, la discriminación, el abuso, y la intolerancia.


Tan solo durante la emergencia sanitaria por el virus del SARS-CoV-2, la violencia contra la comunidad LGBTTTIQ+ aumentó 49% de acuerdo con datos de la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género, lo anterior pone de manifiesto que aún y cuando la Ciudad de México ha hecho un avance considerable en cuanto al reconocimiento de derechos de las personas que pertenecen a la comunidad, la sociedad en general está reacia a aceptar la diversidad sexual, y lo anterior se sustenta con las estadísticas que demuestran los índices y tipos de violencia que siguen perpetrándose contra estas personas.

En ese sentido, y como mencioné con anterioridad esta decisión me parece sumamente preocupante, pues al permitir la libre convivencia, sin regulación, y sobre todo sin supervisión en espacios neutros como el que propone la UNAM, se abre una puerta a que personas homo-transfóbicas utilicen estos lugares para continuar reproduciendo la violencia contra la comunidad LGBTTTIQ+, recordemos que no hace mucho tiempo se viralizó un video en redes sociales donde un individuo ocupaba los espacios rosas en el Metrobús de la CDMX, argumentando que ese día “se sentía una mujer” haciendo mofa a un tema tan complejo y serio como lo es la identidad de género y los géneros fluidos.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que cualquier ignorante puede servirse de ese argumento para ocupar espacios destinados a grupos específicos, y si además sumamos la violencia que se ejerce sobre la comunidad LGBTTIQ+, tenemos que la construcción de espacios como los que propone la Facultad de Química lejos de promover la inclusión, se pueden convertir en el lugar por excelencia de los abusadores para llevar a cabo actos de violencia, acoso, abuso sexual, etc. en contra de quienes únicamente buscan un espacio que se adecue a su identidad de género y en dónde puedan sentirse bien.

Sin entrar a detalles, no es un secreto que dentro de la misma comunidad puma, se discrimina y se relega a hombres y mujeres trans, así como a gays y lesbianas, bisexuales y personas queer, por el simple hecho de serlo, catedráticos, personal administrativo, y alumnos, por lo que no creo que sea suficiente con crear «espacios incluyentes», no es suficiente legislar en aras de la protección y reconocimiento de los derechos LGBTTTIQ+ hay que buscar e implementar los mecanismos y herramientas que aseguren, de facto, el cumplimiento de dichas disposiciones jurídicas, pero sobre todo que la promoción de espacios seguros esté garantizada a través de personal capacitado para otorgar la seguridad a la que estas personas, en particular, tienen derecho y por lo que tanto han luchado.



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