Por: Ángel Meza
Ciencias Políticas y Administración Pública UNAM
Colaborador de Revista Divergencia
Estamos a menos de un año de las elecciones para elegir al nuevo titular del poder ejecutivo en el Estado de México y las corcholatas partidarias ya se han comenzado a mostrar por cada partido político.
El PRI busca sobrevivir y revivir en la entidad que significa su existencia, quiere demostrar que no ha muerto y que puede resurgir cuando ellos así lo quieran, pero en general todos los partidos opositores al régimen del partido gobernante (MORENA) deben dejar a un lado sus intereses particulares y unir fuerzas para competir con el partido de Estado, elegir al candidato menos odiado y con mejor posicionamiento dentro de la opinión pública social.
Importante también el papel que jugará el Instituto Nacional Electoral, en el cuidado, transparencia y legitimidad del proceso electoral, debe ser una institución neutral y autónoma en todo su ser, sin intereses partidarios que puedan hacer dudar de la expresión democrática de la sociedad mexiquense.
Por el momento podemos decir que ya existe una clara candidata a la gubernatura del Estado de México por parte del partido MORENA, y que la oposición necesita sí o sí, empujar ya, y ponerse de acuerdo para impulsar en el imaginario colectivo a la persona encargada y que será capaz de enfrentar al carisma que representa el partido que posee el poder ejecutivo federal, será una interesante batalla política entre una estructura política estatal y la imagen carismática federal, pero lo importante será que la voluntad del sufragio social se haga respetar antes las instituciones que resguardan la democracia de nuestro país.
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