martes, 15 de junio de 2021

EL ESPEJISMO DE LOS CAMBIOS ROTOS

Lic. En Sociología #UAMXochimilco
Director Editorial de #RevistaDivergencia

La historia nos ha demostrado que, una y mil veces, los verdaderos cambios no se obtienen pacíficamente, ni imponiendo a alguien en el poder. Se ha tenido que luchar a lo largo de los años, desde ayer, hoy en día y por el mañana. Se ha derramado sangre de personas que anhelan un mejor porvenir para todos y cada uno de los individuos que conforman las diferentes sociedades.

Desde los obreros, jornaleros, campesinos, estudiantes, pasando hasta por trabadores asalariados, todos los que buscamos una destrucción del régimen autoritario sabemos que no se tiene que institucionalizar la lucha, séase movimiento societal, social, okupas, entre otros, de ser así, sabemos como puede finalizar.

Un ejemplo muy claro en México es la «Revolución», y la pongo entre comillas, porque no fue una revolución que haya dado los resultados que se plantearon desde la base obrera y campesina, sino que fue un proceso para destruir el Estado neocolonial y una dictadura de más de 30 años por parte de Porfirio Díaz que, a su vez, los «vencedores» de dicha «Revolución», lucraron y tergiversaron las bases por las cuales se estaba llevando la lucha; una sociedad y economía profundamente desigual, principalmente en el ámbito del trabajo, pues se planteaba un país industrial europeo, pero las condiciones de las personas eran súbitamente rurales. Las condiciones en la mayoría de las haciendas no eras las mejores, ni por mucho. Además, se planteaba abolir el caciquismo. Todas estas acciones se vieron diluidas al institucionalizarse la lucha, dando como resultado, una fatídica «Revolución» hecho gobierno.

En aquellos años, la presencia de las ideas liberales estaba en auge para hacerle frente a los males que tenía en yugo a la mayoría de las personas. Era necesario un desencanto sobre el progreso que generó Díaz, pues, si bien, México avanzo materialmente en el porfiriato, con financiamiento extranjero, también condujo una dependencia hacia el extranjero y el costo social se pagó caro.

Cuando se quería entrar en un proceso de radicalización por parte de los liberales para la defensa de las situaciones obreras y campesinas, el gobierno, como históricamente ha sido, los reprimió, orillándolos al exilió en Estados Unidos. desde entonces hubo un cambio en las corrientes de pensamiento hacia el anarquismo, pero la represión, asesinatos y vigilancia estuvieron a la orden del día, aunque esto no detuvo la lucha por sociedades más equitativas.

Al final, el «nuevo» gobernarte que quería el poder, no era más que un hacendado y empresario (Madero), otro más que utilizaría el mando a su beneficio y a los de su «clase». Éste tuvo alianzas con personas que estaban en armas para la defensa de lo popular y rural, pero, ¿cómo era posible que una persona que lucha por la democracia estuviera en armas? Es evidente que las personas de perfil rural tuvieses reclamos diferentes a los que tenía el «antirreeleccionista» y su sequito de seguidores, pero dichas alianzas no beneficiaron las dos partes por igual, era más que claro. Esas alianzas fueron más allá, se unieron Villa, Pascual Orozco y Zapata, por mencionar algunos, los cuales, aparte de campesinos y obreros, se incorporaron ferrocarrileros, mineros, artesanos, profesores rurales y muchos más, pero el círculo antirreeleccionista sólo veía por demandas políticas para tener el poder y un individualismo sin escrúpulos, mientras que los segundos; exigían reclamos sociales.

En consecuencia, la obtención del poder por parte de los antirreeleccionistas, trajo consigo la ruptura de las alianzas, paradójicamente, las reformas que emanaban del poder no traían beneficio para los grupos políticos y clases sociales que simpatizaban, hasta ese entonces, con el poder, ni mucho menos para los obreros y campesinos; trayendo, de nueva cuenta, enfrentamientos. Por medio del Plan de Ayala se quiso solucionar los problemas agrarios, pero hubo respuesta de los alzados, pues no cumplía con las necesidades y exigencias que se habían escrito en el plan. De igual modo, la cabeza del Partido Antirreeleccionista venció a los que alguna vez tuvo como aliados y siguió su mandato hasta que fue asesinado.

Como podemos analizar y reflexionar, hay muchas similitudes con lo que ocurre actualmente en México, las alianzas entre los partidos políticos que alguna vez fueron «serios contendientes», ahora son aliados, pero no para ofrecer beneficios a todos los que conforman las diferentes sociedades, sino para beneficio propio y los suyos, ya que dicha alianza de partidos ya han tenido el poder y las condiciones no mejoraron en la mayoría de sectores, al contrario, se agudizo, en gran medida, la desigualdad social, económica, educativa y cultural. Aunado a ello, se plantean las libertades, los derechos humanos, la eficacia de un sistema democrático, cosas meramente normativas y que están muy, pero muy, alejadas, encadenadas y arrebatadas de los individuos.

El pensar que con el inicio de siglo y la «alternancia política» se obtendría un nuevo orden «democrático», gracias a la «participación ciudadana», sólo hizo más lento y tortuoso el resurgir de los partidos políticos que quieren el poder a costa de todo.

Hoy en día, los partidos políticos se unen en una alianza para quitarle el poder al que está en turno, pero pasará lo mismo que ya ha ocurrido con anterioridad. Es por ello que no tenemos que confiar en ningún partido político, candidato, presidente y todo ese sequito de la tiranía, debemos de tenerlo presente en todos los tiempos. Una vez más, como bien lo dijo Ricardo Flores Magón, «...hay que conquistar la libertad y el bienestar por nosotros mismos [...comenzando...] por atacar la raíz de la tiranía política. […] La opresión es un árbol; la raíz de ese árbol es el llamado ´derecho de propiedad´; el tronco, las ramas y las hojas son los polizontes, los soldados los funcionarios de todas las clases, grandes y pequeñas. Pues bien, [...los individuos...] viejos se han entregado a la tarea de derribar ese árbol en todos los tiempos; lo derriban, y retoña, y crece y se robustece; se le vuelve a derribar y vuelve a retoñar. Eso ha sido así porque no han atacado la raíz del árbol maldito», es decir, seguir el ejemplo de algunas comunidades en Michoacán, al no dejar instalar casillas para su supuesta «acción democrática».

Ese y muchos ejemplos más tenemos que tomar en cuenta y dejar de creer en que existe una verdadera democracia, pues el gobierno sólo es el guardián de los intereses de clase y los verdugos de los que menos tienen. ¡Abrir bien los ojos!, que la llamada «democracia» es sólo un ataque contra la libertad; un ataque que juega y vacila con las pasiones desatadas de los que menos tienen en nombre de una «democracia» o «voto libre», no hay que olvidar que murieron miles de personas para que hubiera una constitución que legitime los derechos, siendo estos meramente normativos, ha costado miles de vidas y, precisamente, esas miles de vidas y sus familias no fueron los beneficiados, sino los que están el poder.


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