Por: #RicardoLides
Lic. En Sociología en #UAMXochimilco
Director Editorial en #RevistaDivergencia
Históricamente se ha visto a la educación como una mercancía, pero bajo distintas percepciones, desde el mismo origen de la escuela en #Europa, nacidas en núcleos eclesiásticos que incluye en sus funciones evangelizar, hasta los sistemas actuales por competencias.
Con el desarrollo de la industria; la modernidad; la #globalización y el neoliberalismo, la finalidad de la educación cambió; pasó de ser un fin para la sociedad para volverse un fin para el gran capital, el sujeto que se busca crear es el ser económico; ahora las personas son concebidas como una mercancía, como un factor de producción.
Bajo esta perspectiva, conviene detenerse un momento con el fin de hacer énfasis en que la educación en México no puede ser comprendida únicamente a partir de sí misma, ya que guarda complejas relaciones en los ámbitos económico, social y cultural del país, lo que a la vez ha determinado sus características y su falta de concientización.
La normatividad de la educación, monopolizada y centrada bajo los regímenes del Estado, se convierte en un medio para hacerle frente a las nuevas #realidades económicas y sociales del país; una condición necesaria para el bienestar social de las personas.
En este contexto más económico que social (admitiendo con esto que la ciencia económica puede ser la ciencia social matemáticamente más avanzada, pero la humanamente más retrasada) se insertan modelos aplicados a diversos ámbitos de la vida #humana, donde se incorpora la ideología de la sociedad competitiva y se concibe el conocimiento como un asunto de mercado.
Hoy la educación se concibe como exigencia permanente y más vinculada a las necesidades de la sociedad y del mundo #productivo. La educación basada en competencias se centra en estándares o normas como la evaluación, reconocimiento o certificación.
Así, las competencias constituyen instrumentos o medios de la formación, forjados a lo largo de la vida, en el ámbito individual y de la interacción con otros, para la solución de problemas o necesidades complejos del saber hacer. No se descarta que las habilidades obtenidas para poder solucionar problemas sean eficientes para tener un #empleo.
Sin embargo, se cree que las competencias en el contexto de la globalización, la ciencia y la tecnología, son un golpe a la educación humanista, pues la educación por competencias genera actores sociales sumamente indivualistas, sin un rasgo de apoyo mutuo, solidaridad y equidad, generado por los incentivos que dan las empresas, para la motivación de ir a trabajar con determinación y para que se genere una mayor producción.
Por último, es por eso que la educación debe garantizar a cada integrante de la sociedad una preparación adecuada para seguir estudiando en forma #autónoma y permanente, e integrarse al mercado laboral, pero además brindarle muy especialmente los principios éticos indispensables que le permitan hacer de la sociedad un entorno de tolerancia y respeto.
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