Por: #RicardoLides
Lic. en Sociología #UAMXOCHIMILCO
Director Editorial de #RevistaDivergencia
Bajo la #coyuntura en la que nos encontramos, es importante hace un análisis a grandes rasgos de algunas aristas posibles parar poder tener una aproximación sobre los hechos. En primera instancia, las pandemias siempre han sido parte de la historia de la sociedad, afectando a todos los individuos desde aspectos sociales, culturales y económicos, entre otros.
Bajo esta perspectiva, en el ámbito social, el control o el orden que impone el gobierno es el «distanciamiento social» o «confinamiento domiciliario» -popularizado como Susana Distancia- para evitar así, la #propagación del contagio del COVID-19, sin tener en cuenta que la mayoría de los individuos no se encuentran en el rango de la Población Económicamente Activa (PEA) del país, lo que quiere decir que la población más pobre tiene un nivel de productividad baja y, actualmente con la cuarentena, una reducción de horas de trabajo, teniendo presiones económicas y de salud al no tener un salario que resguarde la integridad familiar, abriendo aún más la brecha de la desigualdad social.
Dicho lo anterior, se va #normalizando la sociedad a través de diferentes formas de poder, desde la disciplina, la medicalización, hasta el biopoder, en palabras del filósofo y sociólogo francés, Michel Foucault, biopoder «...se define asumiendo dos formas; por un lado, en un anatomo-política del cuerpo y, por otro, en una biopolítica de la populación. El anatomo-política se refiere a los dispositivos disciplinares encargados de extraer del cuerpo humano su fuerza productiva, mediante el control del tiempo y del espacio, en el interior de instituciones como la escuela, el hospital, el taller y la cárcel. A su vez, la biopolítica de la populación se vuelve a la regulación de las masas, utilizando saberes y prácticas que permitan gestionar tasas de natalidad, flujos de migración, …[pandemias,]...epidemias e incremento de la longevidad». Así pues, no cabe ninguna duda de que el control de los cuerpos es una estrategia muy útil, pues da como resultado el desarrollo del capitalismo y de un mejor control disciplinario de la sociedad.
Para el ámbito económico el panorama no es nada favorable, la situación del COVID-19 está inmiscuido en la «Guerra de precios» que se lleva a cabo entre Rusia y Arabía Saudita, donde hay un #desplome del oro negro -petróleo- debido al «no acuerdo» entre dichas naciones para reducir la producción de crudo. Entrar más explícitamente a la situación mencionada será tema para otra opinión, pero es importante mencionarlo, ya que afecta directamente a la mayor parte del mundo, en específico a Estados Unidos.
En el caso de México, y la de algunos otros países en vías de desarrollo, el golpe del COVID-19 hacía la demanda del petróleo es directamente tras la situación mencionada, y también por la imposición de no salir de casa. Al no haber tráfico por tierra ni por aire -automóviles y aviones- la #demanda cae, la oferta es la misma y el costo de petróleo se reduce. Así, la gasolina baja de precio y en teoría; los beneficiados son los consumidores. Consumidores que tiene el capital económico para adquirirla, pues como se mencionó con anterioridad, la mayoría de las personas se encuentran en el sector informal, siendo los más afectados.
Habrá que mencionar que lo dicho por Foucault y la «Guerra de precios» no cae en la teoría del complot o de que sea una invención para seguir pugnando #estrategias políticas. Al contrario, el COVID-19 es una forma de materializar las formas de dominación y gestión política del país.
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