lunes, 18 de enero de 2021

INOCENCIA Y PREJUICIO

Lic. Sociología #UAM
Director Editorial #RevistaDivergencia

Con la finalización de la Primera Guerra Mundial en 1918, el mundo entró en una fase de mutación económica, social, ideológica y cultural, esto gracias al imperialismo que –debe entenderse como el proceso de expansión económica- logró avances tecnológicos e industriales. Un año antes de que finalizara la Gran Guerra, en 1917, estalla la Revolución Rusa, donde se da el derrumbe de la Dinastías de los Zares y el sistema absolutista, quedando un gobierno comunista liderado por el Partido Bolchevique en forma vertical.

Dicho sea de paso, al concluir la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en la mayor potencia industrial del mundo, con una clase obrera que vivía en condiciones paupérrimas por las guerras y la pobreza, cuyo número crecía continuamente por las oleadas de inmigrantes que llegaban de todas partes del mundo, originando así, un descontento social, generando a su vez, una ola de sublevaciones y revueltas populares; exigiendo demandas por mejores condiciones laborales y sociales.
 
Aunado a ello, quiero exponer un caso en particular, ya que se cumplen 93 años de impunidad en contra de la libertad. El juicio de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti causó mucha controversia a inicios del siglo XX, dos italianos que emigraron a los Estados Unidos con ideología anarquista que acudían a reuniones sindicalistas obreras y eran oradores habituales en las huelgas y que estaban comprometidos con las libertades humanas. 

Dichos inmigrantes fueron detenidos en las inmediaciones de Massachusetts, Estados Unidos, el 5 de mayo de 1920 y posteriormente fueron acusados, juzgados y condenados, presuntamente por robo a mano armada y por un doble homicidio, después de 7 años de imparcialidad del jurado y del juez, Webter Thayer, el 23 de agosto de 1927, fueron ejecutados con la pena de muerte en la silla eléctrica. 

No es sorprendente, pues, que la policía les detenga en un tranvía con un borrador de un panfleto anarquista y dos revólveres en los bolsillos, ya que durante esos años estaba lo que se conoció como «Red Scare» o «Temor Rojo», que es la persecución a los «comunistas» y anarquistas, principalmente inmigrantes. Esta persecución coincide con una serie de delitos y violencia que está poniendo en «jaque» la opinión pública a la policía. De ese modo, la detención de Sacco y Vanzetti se vuelve la representación máxima de quién es el enemigo; por un lado, se encuentra el anarquismo y sus fieles seguidores pugnando por la libertad y por el otro lado, la eliminación de radicales en el país para justificar su poder hegemónico en el mundo. 

Evidentemente, el Estado, quien tiene la legitimidad del uso de la violencia, no puede pasar por alto dichos acontecimientos, rechazando toda apelación para su inocencia y libertad, lo que originó más protestas y huelgas no sólo en el país, sino en el mundo. 

Este acontecimiento en particular, es muy relevante hasta nuestros días, teniendo repercusión internacional, pues con el hecho de proclamar una lucha para garantizar la libertad, justicia –no la justicia encarnada en los códigos o normas, las cuales se basan en el uso de la violencia legitima- y el bien común entre todos los seres humanos, el Estado y su sistema jurista siguen teniendo imparcialidad, un trato cruel e inhumano hacia aquellas facciones radicales que hacen temblar al orden social. 

A consecuencia de, Sacco y Vanzetti se convirtieron rápidamente en emblemas de la injusticia a la que pueden conducir los prejuicios sociales y a la xenofobia, incluso en un sistema que se precia de democrático y respetuoso de los derechos y las libertades de los individuos. 

«... Si no hubiera sido por esto 
yo hubiera podido vivir mi vida 
charlando en las esquinas y despreciando a los hombres. 
Hubiera muerto olvidado, desconocido, fracasado. 
Ahora no somos un fracaso. 
Esta ha sido nuestra carrera y nuestro triunfo. 
Jamás en toda nuestra vida hubiéramos podido hacer tanto 
por la tolerancia, por la justicia, porque el hombre entienda 
al hombre, como ahora lo estamos haciendo por accidente. 
Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores— ¡nada! 
La pérdida de nuestras vidas —la vida de un zapatero 
y un pobre vendedor de pescado— ¡todo! 
Ese momento final es de nosotros, 
esa agonía es nuestro triunfo.» *
*Discurso final de Vanzetti en el juicio donde fueron condenados a muerte en la silla eléctrica.


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