Por: #MónicaBermúdez
Lic. En Pedagogía #UNAM
Directora Editorial “C” en #RevistaDivergencia
Sin duda, cada individuo tiene una forma particular de comprender el #mundo y sus bemoles. Para muchos es un gozo la compañía de amigos y familia, compartir experiencias y logros; otros disfrutan de conocer nuevos lugares, hacer ejercicio al aire libre, incrementar grados académicos o simplemente aprender algo nuevo.
Realizar cualquier actividad que disfrutamos también viene con el acompañamiento de personas que comparten los mismos gustos, se forma una camaradería que enriquece las #emociones y esto nos mantiene contentos ante las actividades a las que dedicamos gran tiempo de nuestra vida.
Sin embargo, la manera de realizar estas actividades se ha modificado desde el inicio de la #pandemia y el aislamiento nos ha obligado a buscar nuevas formas de «hacer lo que nos gusta». En el mejor de los casos, las personas han logrado adaptarse para continuar su día a día, pero ¿qué pasa con quien no cuenta con los recursos para esta «nueva normalidad»? Y qué decir de las nuevas generaciones que a su corta edad no han podido explorar, convivir, interactuar, es decir, percibir el mundo desde muchas posibilidades, las cuales, les han sido disminuidas considerablemente.
Entender el mundo desde otra realidad es algo que debemos poner en práctica; inevitablemente, en esta «nueva normalidad» se presentarán infinidad de limitantes que nos impidan desarrollar los potenciales que nos definen como individuos. No perdamos de vista que nuestro cerebro es maravilloso y logra adaptarse a las condiciones que estemos dispuestos a superar. Aquí entra en juego nuestro compromiso y #disciplina para alcanzar las metas trazadas.
«Cuando la motivación se agota, la disciplina debe tomar su lugar».
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