Por: #ZaidaVillanueva
Est. De Derecho #UNAM.
Colaboradora de #RevistaDivergencia
Imagínate por un segundo, volver a ser un #niño/niña, imagínate por un segundo que al ver la falta de respuesta por parte de tus #autoridades para cuidarte a ti y a tu familia, decides que la única forma en la que puedes contribuir y cuidarlos de la ola tan agresiva de #violencia que se vive en el país es levantándose en armas, con otros niños, para defender tu comunidad.
Esto, aunque suena una #locura, sucede y se encuentra en la mira pública; esta es la situación que se vive en Ayahualtempa, Guerrero.
Más de 30 niños (de entre 6 a 11 años) forman parte de la #policía comunitaria en Guerrero, dichos infantes tienen el objetivo de #proteger y tratar de atender las carencias que padece el poblado de Ayahualtempa, el cual pertenece al municipio José Joaquín de Herrera; de estas #carencias las autoridades están conscientes, pero es más fácil seguir haciendo caso omiso.
Para tener un contexto más claro de la situación, los niños no son delincuentes como se les llegó a llamar; al estar en una constante desatención, optan por salir a «defender a su comunidad» ya que el gobierno simplemente no les responde.
Es así que, en el intento por proteger, reciben #adiestramiento táctico tipo militar para disparar y saber posicionarse con las armas, pero únicamente los que tienen más de 12 años usan armas de verdad, mientras que los más pequeños usan armas de madera o palos que simulan ser Ak-47 o AR-15, también hacen recorridos como si fueran policías comunitarios adultos.
Lo que desató una serie de comentarios negativos a estos grupos resultó del 102 Aniversario Luctuoso de Emiliano Zapata; la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) se movilizó para exigir #seguridad, así como la creación de escuelas y becas para los hijos de los músicos que fueron asesinados a manos de integrantes del grupo delictivo «Los Ardillos», así mismo, no sólo los niños exigieron respuestas, sino que otros más de 200 ciudadanos indígenas denunciaron haber sido abandonados por el Estado ante los ataques de los grupos del #crimen organizado.
Lo que realmente es preocupante es que nos encontramos con la figura de «niños soldados», quienes según los Principios de Ciudad del Cabo son toda persona menor de 18 años de edad que forma parte de cualquier fuerza armada regular o irregular en la capacidad que sea, lo que comprende, entre otros, cocineros, porteadores, mensajeros o cualquiera que acompañe a dichos grupos, salvo los familiares. Y si, México es un país donde existen niños soldados.
Dichas acciones son preocupantes debido a que conforme la legislación internacional como el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos armados, el Estatuto de la Corte Penal Internacional y la Convención Número 182 de la Organización prohíbe el #reclutamiento voluntario o forzoso de menores de 18 años y lo define como una de las peores formas de trabajo infantil.
Pero, ¿Qué podemos hacer mientras nuestro Gobierno sigue falto a las demandas de esta y otras comunidades que sólo piden seguridad?, ¿por qué señalamos y desacreditamos a poblaciones que no son atendidas como sujetos de derecho y para el colmo de los males se opta por criminalizarles?
Se insiste en que no sólo hay que firmar y ratificar un sinfín de #instrumentos jurídicos de corte internacional, ni sólo legislar para los grupos privilegiados o los sectores de la población que se encuentran urbanizados, sino se debe buscar la protección y cumplimiento de los #Derechos Humanos de todas las personas y no menos que eso, además de hacer caso al interés superior de los niños, niñas y adolescentes quienes no deberían estar en posición de actuar como «grupos militarizados» cuando es el mismo Estado quien debe velar por su seguridad.
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