Por: #GreciaLópez
Est. Lic. En Diseño, Animación y Arte digital #UNITEC
Colaboradora de #RevistaDivergencia
Instagram: Grekacos
Recientemente en algunos noticieros locales ha rondado la novedad que habla sobre la #aplicación de vacunas a los maestros, a más de un año de la pandemia por el COVID-19 la CDMX se coloca en #semáforo amarillo, algo que sin duda nos ha aportado un poco de esperanza a todos.
Independientemente de los #fines políticos que algunos creen que tiene el semáforo amarillo, lo cierto es que, a cada pequeño paso que da la campaña de vacunación, nos acerca un poco más a la «Nueva normalidad» que, sin duda, es digna de ese nombre.
Retomando que las #escuelas podrán regresar a clases siempre y cuando el semáforo epidemiológico se encuentre en color verde, ahora que el amarillo ha llegado nos debe de poner a pensar ¿Cómo será la dicha «normalidad» al volver a las aulas?
Durante todo este difícil periodo para todos, también es importante recordar al «futuro del país» que a lo largo de este último año se ha estado preparando desde sus hogares. Podemos reconocer que a todos nos sorprendió la noticia de que las escuelas debían estar cerradas, ya que la mayoría ni siquiera pensaba que dicho virus llegaría a México, por lo menos no tan pronto.
Después de un tiempo, los alumnos comenzaron a extrañar su día a día en las #aulas escolares, sin contar las miles de barreras que han surgido en torno a las clases virtuales; el acceso al conocimiento para un alumno se ha convertido en uno de los muchos factores afectados gravemente por la pandemia.
Para algunos ni siquiera es el hecho de volver a la escuela por el gusto a aprender, sino por la #convivencia diaria que se tenía dentro y fuera de las instalaciones. La vida del estudiante ha cambiado y eso nos trae consecuencias que van desde deserciones escolares, hasta problemas de depresión y ansiedad.
Ahora que estamos cerca -quizás más de lo que creemos- de volver a las aulas, hay muchos factores que se encuentran sin resolver. Varios #psicólogos han reportado mediante las redes sociales que el regreso a clases presenciales es necesario para la salud de los estudiantes, precisamente por la convivencia social que ahora no se está viviendo más que en WhatsApp y eso por medio de grupos escolares que se crean para las materias.
Pero la verdadera interrogante se encuentra dentro de lo que antes era nuestra #normalidad; de saludar a nuestros amigos llegando al salón, conocer personas nuevas, platicar de nuestras preocupaciones con los amigos para que al final se resolviera todo con unos cuantos minutos de risas, ver a nuestro «crush» en los pasillos con la esperanza de un día hablarle. Sentir los nervios al entregar la tarea cara a cara con el profesor más estricto donde una mirada tranquila significaba que tu tarea estaba bien y que ya «la libraste», los regaños de la profesora cuando en el salón levantaba la voz y se escuchaba el «ese grupito de atrás se me separa».
Un día a día donde llegabas a mover bancas para ganar un lugar junto a tus compañeros, te sentabas en el pasto a platicar antes de la otra clase, tomabas el plumón del profesor para pasar a resolver el ejercicio, pedías prestados los cuadernos para copiar la tarea. No hablemos de eso al volver, porque no podrás tocar nada sin asegurarte que está desinfectado o, incluso, preguntarte: ¿Ya desinfectaron la banca y el salón?
Toda esa normalidad, la cual extrañamos los estudiantes que ahora se ve amenazada por el regreso a clases y la «nueva normalidad» donde ahora sabemos que la saliva viaja hasta dos metros, donde es recomendable evitar permanecer mucho tiempo aglomerado en un solo lugar, una normalidad en la cual sólo podrás estar a mínimo un metro de distancia con tus amigos y que si puedes evitar hablar sería mejor. ¡No olvides el cubrebocas! Y que la Sana Distancia te acompañe.
Si bien, el semáforo estará en verde, pero la normalidad no tendrá nada de normal hasta que la escuela también nos enseñe a convivir de una manera distinta; un regreso a clases después del COVID-19.
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