Por: #EderJiménez
Colaborador de #RevistaDivergencia
La organización que preside el magnate, Claudio X González y el presidente del CCE, Gustavo de Hoyos, están cada vez más intensificados y amarrados a intereses particulares del pasado, es decir, de ninguna manera permitirán que sus logros sean mermados por el presidente que lidera la supuesta «Cuarta Transformación». Es por eso que esta organización, ha llegado a todos los límites y acuerdos con la finalidad de configurar grupos de presión y de choque para desestabilizar las políticas del gobierno de AMLO, que, por cierto, se han puesto «de a pechito» cuando se trata de gobernar y comunicar; aunado a los diversos actos de corrupción en el que se les ha visto involucrados a varios de sus funcionarios en la APF y qué esperar del partido Morena.
El problema no es el grupo que están formando, sino las intenciones políticas e intereses, escondiéndose atrás de empresas, organizaciones civiles, académicas y de fundaciones de beneficencia social. La investigación del periodista, Álvaro Delgado en el portal, evidenció de manera muy coordinada, las articulaciones entre periodistas, intelectuales, empresarios, entre otros. El propio presidente lo ha denunciado en la mañanera de manera muy atinada; diciendo que, el gobierno estadounidense está financiando a esta organización, y no es que apoye al presidente, pero el hecho de haber denunciado a este grupo, es información que la ciudadanía debe saber y entender, no obstante, esto no significa que en el gobierno de AMLO, todo es objetivo, por supuesto que no, pero, lo que está haciendo esta organización es inaceptable.
Va por México, es la representación descarada del régimen que no acaba de morir y que ahora buscará todos los medios disponibles para sobrevivir y retomar el poder que perdieron en el 2018, la también llamada oposición, se ostentan como los únicos que pueden tumbar al gobierno de AMLO, al juntar a los tres partidos (PRI, PAN y PRD), partidos que fueron y son acusados por corrupción cuando ocuparon puestos públicos y que siguen viviendo en una total impunidad.
El derecho a la libre expresión debe de prevalecer, sobre todo el debate y la discusión pública, pero cuando se trata de manipular y persuadir a la opinión pública de que AMLO es el peor presidente de la historia y que terminaremos como Venezuela; perdiendo toda objetividad e imparcialidad. Lo más lamentable es el sesgo político con el que emiten opiniones, sin tener una propuesta clara a la problemática del país. Por lo tanto, lo que se fragua tras bambalinas a través de estos partidos políticos, periodistas e intelectuales, es una adulación y burla a la ciudadanía que, por tanto tiempo, ocuparon puestos estratégicos en el gobierno y en la iniciativa privada y que ahora han quedado fuera de la jugada.
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