Por: #DanielVazquez
Presidente de #RevistaDivergencia
El #clientelismo es indispensable para el estudio y análisis de los procesos políticos y electorales.
Este concepto denota una categoría analítica para la investigación de #relaciones informales de poder que sirven para el #intercambio mutuo de servicios y bienes entre dos personas socialmente desiguales o entre dos grupos.
El #clientelismo político debe ser estudiado bajo cinco dimensiones (estructural, funcional, cualitativa, social y cultural) de las cuales se debe identificar una para efectos de esta investigación enfocada hacia el clientelismo electoral.
La importancia del clientelismo político radica en el intercambio efectuado entre dos actores por #apoyo político y votos. Este #intercambio debe ser analizado y entendido a través de ocho características elementales que los diferencian a ambos y las cuales son las siguientes:
1. Asimetría social
2. Reciprocidad del intercambio
3. Dependencia mutua
4. Carácter personal
5. Informalidad
6. Voluntad limitada
7. Confianza mutua
8. Lealtad
Estas #particularidades deben ser básicas al momento de reconocer al fenómeno del clientelismo dentro de un tema electoral; por ejemplo, para fines de la candidatura independiente, resulta complicado identificar algunos de ellos, ya que en teoría no deberían existir, puesto que esta figura está planeada para ser representadas por #ciudadanos que no están emergidos exclusivamente en la élite del país.
La clientela o «clientes», en primer lugar, debe ser entendida como los #agentes que proporcionan el apoyo, en este caso de carácter político, necesario a un mediador o patrón a cambio de bienes, favores o servicios particulares.
El actual clientelismo electoral prevé cambio de #favores por votos bajo la influencia de #promesas electorales frente a clientes colectivos y/o bienes públicos intercambiados por apoyo.
Por ende, al electorado o a la clientela electoral, se le puede definir como un #grupo significativo de personas que prometen su voto a cambio de apoyo que puede ser tangible o intangible, según el caso.
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