Por: #DanielVázquez
Presidente de #RevistaDivergencia
El #déficit democrático y la carencia de #participación son los síntomas más alarmantes de un país que está estancado bajo una idea que es pertinente estudiar: «Crisis de representación política».
El #concepto completo no está documentado en un texto específico, por esto, se intentará hacer una disección del mismo a través de algunos otros términos que le dan origen.
Según el #Diccionario de Política de Bobbio, Matteucci y Pasquino, la #crisis del sistema político tiene dos dimensiones principales que, «por un lado, pueden implicar sólo los mecanismos y los dispositivos jurídicos y constitucionales del sistema, es decir el régimen político(...) La otra dimensión de crisis del sistema político considera en su lugar el orden socioeconómico e implica elementos como las relaciones sociales de producción, la distribución de la propiedad y la estructura de la familia».
De igual forma, los mismos autores entienden por #representación política lo siguiente:
Un particular «mecanismo» político para la realización de control (regular) entre gobernantes y gobernados.
Por ende, la crisis de representación política puede ser entendida como un momento de ruptura en el #funcionamiento del sistema político, dentro del orden del régimen político, afectando los elementos de articulación y legitimación que dan cabida a las interacciones entre los ciudadanos y sus representantes.
Este concepto puede ser expresado, también, a través del #escenario político donde la #sociedad no articula demandas o no hay relación entre representados y representantes.
Así, la notable crisis de representación dentro del país es un reflejo de la situación de la #cultura política en el mismo. Si bien, la falta de participación y el #cinismo democrático del ciudadano para exigir pese a su falta de compromiso político, son reflejo de lo mismo.
Los #síntomas principales de la crisis de representación son los siguientes:
1. Se refleja con la relación inestable entre partidos políticos y votantes.
2. Se da una adscripción cambiante en el colectivo social.
3. Aparece el autismo político.
4. Se reconoce el centrismo dentro de los partidos políticos.
5. La recurrente personalización y monopolización de la política.
6. La tecnificación de la política.
7. La mediatización de la agenda política.
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